5 Cuando se divulgó esta disposición, los israelitas trajeron
en
abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite y de la
miel y de
todos los productos del campo; presentaron igualmente el diezmo de todo
en abundancia.
6 Los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá
trajeron también el diezmo del ganado mayor y menor y el diezmo de las
cosas sagradas consagradas a Yahveh, su Dios, y lo distribuyeron por
montones.
7 En el mes tercero comenzaron a apilar los montones y terminaron el
mes séptimo.
8 Vinieron Ezequías y los jefes a ver los montones y bendijeron a
Yahveh y a su pueblo Israel.
9 Cuando Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de
los montones,
10 respondió el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoq, y dijo:
«Desde que se comenzaron a traer las ofrendas reservadas a la Casa
de
Yahveh, hemos comido y nos hemos saciado, y aún sobra muchísimo,
porque Yahveh ha bendecido a su pueblo; y esta gran cantidad es lo
que
sobra.»
11 Entonces mandó Ezequías que se preparasen salas en la Casa de
Yahveh. Las prepararon,
12 y metieron allí en lugar seguro las ofrendas reservadas, los diezmos
y las cosas consagradas. El levita Konanías fue nombrado intendente, y
Simí, hermano suyo, era el segundo.
13 Yejiel, Azazías, Najat, Asahel, Yerimot, Yozabad, Eliel, Jismakías,
Májat y Benaías eran inspectores, a las órdenes de Konanías y de Simí, su
hermano, bajo la vigilancia del rey Ezequías y de Azarías, príncipe
de la
Casa de Dios.
14 El levita Qoré, hijo de Yimná, portero de la puerta oriental, estaba
encargado de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, y de repartir la ofrenda
reservada a Yahveh y las cosas sacratísimas.